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Autoexigencia y Perfeccionismo: Cómo Vivirlos de Manera Equilibrada


Por Sol Rivera | Psicóloga (M.N 51296)

Por Lourdes Hernando | Psicóloga (M.N 50082)

La autoexigencia y el perfeccionismo son características que pueden impulsar el crecimiento personal y el logro de objetivos. Sin embargo, cuando se llevan al extremo, pueden convertirse en una fuente de estrés y ansiedad, afectando nuestra salud física y salud mental.

¿Qué es la autoexigencia y cómo afecta nuestra vida?

La autoexigencia es la tendencia a imponerse altos estándares de rendimiento y logro. Si bien puede ser una herramienta poderosa para el desarrollo personal y profesional, un exceso de autoexigencia puede derivar en estrés, agotamiento y una percepción negativa de los propios logros.

Autoexigencia saludable vs. autoexigencia extrema
  • Una autoexigencia saludable se basa en la motivación interna, el aprendizaje y la mejora continua sin sacrificar la salud mental.
  • La autoexigencia extrema, en cambio, se centra únicamente en los resultados, ignora el contexto y puede generar altos niveles de ansiedad.

Para fomentar una autoexigencia saludable, es recomendable: 

Establecer metas realistas y alcanzables.
Valorar el proceso en lugar de enfocarse solo en el resultado.
Practicar la autocompasión y el autocuidado.
Aprender a aceptar el fracaso como parte del crecimiento.

Perfeccionismo: ¿Un aliado o un obstáculo?

El perfeccionismo puede impulsar a alcanzar altos niveles de excelencia, pero llevado al extremo puede generar insatisfacción constante y comparaciones dañinas. Se vuelve problemático cuando:

  • Conduce a la autocrítica excesiva y dificulta la aceptación de errores.
  • Impide disfrutar del proceso y solo se enfoca en los resultados.
  • Genera comparación constante con otros, lo que incrementa la ansiedad.

Para convertir el perfeccionismo en una cualidad positiva:

🔹 Acepta que la perfección absoluta no existe.
🔹 Aprende a reconocer tus logros sin subestimarlos.
🔹 Prioriza el bienestar y la salud mental sobre la búsqueda de la perfección.

Conclusión

La autoexigencia y el perfeccionismo pueden ser herramientas poderosas si se gestionan adecuadamente. Equilibrar estas características permite alcanzar objetivos sin comprometer la salud física y mental. Establecer límites, practicar la autocompasión y enfocarse en el proceso son claves para evitar que se conviertan en fuentes de estrés y ansiedad.

Si sentís que estos rasgos afectan tu bienestar, considera buscar apoyo profesional para un enfoque integral en su manejo.

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